Gran hermano 2019

¿Para qué quiere saber el I.N.E. dónde estoy en cada momento? Sería ingenuo creer que es solamente para mejorar las redes de los usuarios. Es la última gota en el vaso del control de los ciudadanos. Habrá más, estoy seguro. El control de nuestra conducta en sus múltiples variantes viene creciendo desde hace años y, consintiéndolo o no, lo venimos sufriendo.

            Cámaras en la calle y en los establecimientos comerciales. Así comenzaron hace años. Algunos ciudadanos, pocos, se indignaron por ello. ¿Qué interés tiene el banco en saber que pasé ante su fachada a una hora determinada? ¿Que es para identificar a posibles delincuentes que robaron o robarán en el banco? ¿Y resulta que cada vez hay más sospechosos de robar? ¿O será de ser robados? ¿Y si volviésemos las cámaras al revés y los ciudadanos pudiésemos ver lo que hacen aquellos que nos graban? Si las autoridades políticas, económicas o policiales tienen derecho a saber lo que hacemos los ciudadanos, también nosotros tendremos el derecho inverso.

            Tal vez estuviera bien una acción biunívoca: tú me observas y yo te observo. Después dialogamos ¿qué tal señor, todo bien? ¿me observa bien? Yo le veo un poco borroso. ¿Qué tal me ve usted? Podemos interactuar con otras cámaras de la ciudad. ¿Qué tal en la playa, allí se vigila mejor? Y hay buenas vistas. ¿Y por qué no hacerlo internacional? ¡Hola, encargado de google, ¿me ve bien? ¿me oye bien? ¿ponemos traductor?! De paso podemos saludar a nuestros parientes del pueblo e intercambiar si a ellos les vigilan bien o si tienen problemas con la velocidad de la red. Si no les vigilan bien tienen un problema, deberán reclamar, tienen derecho a ser vigilados igual que los demás. Estaría bueno que las zonas rurales tuvieran menos derecho que las urbanas.

Y muchos creyeron que Orwell exageraba…

 

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