5 de febrero de 2020

Nueva sesión del curso de escritura terapéutica. Alegría por vernos de nuevo y ganas de escribir y compartir lo leído. Algunas personas no han podido venir, me han escrito y manifiestan su deseo de estar aquí. Raquel, debido a una patología que le impide la movilidad, participa desde su casa a través del teléfono. Sigue las explicaciones y participa cuando considera que debe hacerlo, al igual que los demás.

Sorpresa por la tarea, algo que no esperan , que no tiene mucho sentido, que continúa con temas relacionados con ese arranque inicial y con la lectura que hago del grupo, teniendo en cuenta algunas de los escritos leídos. Poco a poco se va tejiendo la madeja alrededor de un tema, el cual sirve de pretexto para permitir que salgan nuestras emociones, aunque a veces lo hagan sin pedir permiso, sorprendiendo a quien está escribiendo. Quien escucha no sale indemne, pues también le toca en su interior aquello que escribe quien se sienta a su lado.

La sesión termina sin que nos hayamos percatado del paso del tiempo. El ambiente generado es agradable, respetuoso, permisivo, íntimo, acogedor. La valoración final es positiva, agradeciendo la existencia de este grupo donde podemos hablar sin ser juzgados, ser respetados y escuchados, abrirnos a los demás o no. 

El miércoles continuaremos.