Un nuevo curso va a comenzar. La convocatoria ya está hecha. Los medios de comunicación han cumplido su función. Ha llegado a muchas personas. No sé cuántas se presentarán el día de comienzo. Estoy alerta, pendiente, con ganas de comenzar de nuevo. Repetirá algún conocido, vendrá otros nuevos. Juntos compartiremos momentos especiales, personales, familiares, íntimos. Saldrán a la luz cosas que no se imaginan cuando abren la puerta y el cuaderno por primera vez. Lo sé, otras veces lo he vivido. Cada vez que comienza un nuevo curso estoy intranquilo, expectante, agradecido a cuantos vienen. Confío en darles lo mejor de mí mismo y en que encuentren y se encuentren y confronten a aquello que desean o temen. El recorrido lo haremos juntos, mi tarea será acompañarles, hacer de guía, de personal con antorcha que les indica dónde están en ese momento. La decisión del camino a recorrer es de cada cual, la encrucijada la tienen enfrente, la decisión es propia, el miedo libre, el lápiz preparado, la mente despierta. Comenzamos.